7 feb 2014

Resúmenes por capítulos de 'Antes de que los cuelguen' de Joe Abercrombie

Antes de nada:
  • Iré actualizando según vaya recopilando una cierta cantidad de capítulos leídos. Es decir, sin prisa pero sin pausa.
  • Publico cada capítulo como spoiler por dos motivos: para evitar que leáis algo que no debéis y para evitar que la entrada quede excesivamente larga.
  • Cada párrafo de los resúmenes corresponde exactamente a una escena de cada capítulo.
PARTE I
La gran niveladora (Sabueso)

El Sabueso se encuentra explorando las tierras de Angland, adonde ha llegado tras dejar el Norte con al resto de los Mejores Guerreros. El terreno deja muestras de la guerra que se está librando entre Bethod y la Unión, y el propio Sabueso encuentra algunos cadáveres durante su misión, por lo que decide volver a informar a sus compañeros. A su regreso, se ve asaltado por un atacante: éste no es otro que Dow el Negro, el cual lo confunde con uno de los exploradores de Bethod.

Al reunirse con sus compañeros en una colina, el Sabueso vislumbra la realidad. El valle por el que exploraba está repleto de cadáveres, soldados de la Unión que se vieron sorprendidos por los hombres de Bethod. Tresárboles comprende que solo es el principio de la que se avecina y confía en poder aliarse con la Unión a tiempo para detener a Bethod.

Tresárboles y el Sabueso llegan a los accesos de la ciudad de Ostenhorm, donde se amontona una multitud de sureños huyendo de Bethod y buscando refugio. Por su parte, la pareja de norteños ofrece sus servicios al Rey, pero el soldado al mando declina su oferta de malas maneras. Tresárboles se retira, aparentemente tranquilo, pero ni mucho menos se queda contento con la respuesta recibida.
El mejor de los planes (West)

El comandante West y el Lord Mariscal Burr se reúnen con el Lord Gobernador Meed en el salón de Angland. Meed les pone al corriente de las nefastas consecuencias de la masacre de Pozo Negro, donde las fuerzas de Angland, lideradas por los hijos del Lord Gobernador, cayeron ante Bethod. Una batalla que se habría evitado si Meed hubiese acatado las órdenes de enfrentarse a Bethod hasta que llegaran refuerzos. En consecuencia, Burr y West toman el mando de la defensa de Angland y ordenan a Meed que, como gran prioridad, se encargue de ayudar a los refugiados que se agolpan ante las murallas de Ostenhorm.

West explica la situación geográfica de Angland al Estado Mayor, encabezado por el general Kroy, el general Poulder y el Príncipe Ladisla. Posteriormente, el Lord Mariscal Burr les detalla los hechos acontecidos en la batalla de Pozo Negro e insta a sus hombres a respetar al enemigo, que a pesar de contar con menor número ha dado muestras de notable habilidad táctica y estratégica. Burr explica cuál será el plan a seguir: los hombres de Kroy y Poulder atacarán al ejército de Bethod mientras el Príncipe mantendrá una posición defensiva y poco importante. West y Burr se quedan charlando sobre la poca confianza que inspiran los generales. Además, el Lord Mariscal comunica a West que acompañará al Principe Ladisla por si tuviera que entrar en combate, una tarea que viene acompañada de un suculento ascenso: el comandante West para a ser el coronel West.

Burr y West abandonan los límites de la ciudad y por primera vez en mucho tiempo se comportan como niños, echando una carrera en sus caballos. La diversión se ve interrumpida cuando unos Hombres del Norte les atacan y les arrastran bosque adentro. Cuando se encuentran mentalizados para morir irremediablemente, el grupo de norteños les sorprende. Se trata de un grupo de guerreros liderado por un tal Rudd Tresárboles y ofrecen su ayuda para acabar con Bethod. El Lord Mariscal acepta su propuesta y los pone a disposición del coronel West.
Preguntas (Glokta)

El inquisidor Glokta, acompañado de sus Practicantes, llega a Dagoska. El Inquisidor Harker les recibe en el puerto y les acompaña hasta sus nuevos aposentos en la Ciudadela. A lo largo del camino Glokta observa la situación actual de Dagoska, las enormes diferencias entre la Ciudad Baja y la Alta, descubre la presencia en la ciudad de sus ya conocidos banqueros Valint y Balk y la importancia de los Especieros… Harker informa a Glokta de que el Lord Gobernador y el consejo desean conocerle, pero el tullido tiene más interés en saber cómo va la investigación de la desaparición del Superior Davoust y anuncia que se encargará personalmente de los interrogatorios.

Harker lleva a Glokta hasta la celda donde se encuentran tres sirvientes dagoskanos que tenía el Superior Davoust. Dos de ellos han muerto por las torturas y la tercera se encuentra en un estado deplorable. Glokta golpea a Harker por el pésimo trabajo que ha realizado y le hace saber que va a investigar a la propia Inquisición de Dagoska en busca de una traición desde dentro, empezando por él.

Sand dan Glokta llega a la sala donde se reúne el consejo de Dagoska y conoce a cada uno de sus componentes: Carlot dan Eider, Maestre del Gremio de los especieros; el general Vissbruck, responsable de las defensas; el Lord Gobernador Vurms y su hijo Korsten dan Vurms; y el Haddish Kahdia. Un nutrido grupo en el que seguramente se encontraría el traidor que hizo desaparecer al Superior Davoust. Ante la sorpresa del consejo, Glokta les muestra el mandato del Rey por el cual asume el mando de Dagoska, y comienza a tratar los temas de la ciudad.
Las heridas del pasado (Jezal y Logen)

Jezal recibe una lección histórica y política de Bayaz mientras pasean por Calcis, una ciudad portuaria del Viejo Imperio. El Mago le habla sobre el declive del Viejo Imperio y sobre cómo debe ser un buen soberano, poniendo como buenos y malos ejemplos algunos de los antiguos Emperadores. El capitán Luthar se aburre ya que no está nada interesado en cosas tan ajenas a su realidad. Sin embargo, su charla se ve interrumpida cuando un grupo de soldados les rodean y les comunican que el Legado Imperial, Salamo Narba, quiere hablar con Bayaz.

Por su parte, Logen, que aún se recupera de sus heridas, da un paseo con el Hermano Pielargo. Éste le comenta la multitud de peligros que les esperan en su periplo a través del Viejo Imperio hasta que, si todo sale bien, lleguen a la isla de Shabulyan. Con todo esto, la inquietud de Nuevededos no hace más que crecer, preguntándose incluso si hizo bien al seguir a Bayaz hacia una misión desconocida.

Salamo Narba recibe a Bayaz y Jezal para hacerles saber cuál es la situación en el Viejo Imperio. Algunas ciudades como Calcis se mantienen independientes y neutrales mientras los hijos de Sabarbus, Emperador recientemente muerto, se disputan el Imperio. Por este motivo, el Legado Imperial comunica a Bayaz que no podrá marchar hacia occidente y le ordena que abandone su ciudad y se vaya por donde ha llegado antes de provocar más inestabilidad. El Primero de los Magos reacciona furioso ante tal actitud y anuncia que se marchará inmediatamente de Calcis ya que su misión no tiene nada que ver con esas miserables tierras.
El estado de las defensas (Glokta)

El Superior Glokta comprueba el estado de las murallas de la ciudad en compañía del general Vissbruck. Éste, además, informa de las defensas que disponen: unos 600 soldados de la Unión y algo más de mil mercenarios a las órdenes de Nicomo Cosca. En total, mucho menos que el ejército de que disponen los gurkos. Glokta ordena que se comiencen a reparar las murallas y se aumente el tamaño del foso de inmediato, poniendo a todo el mundo disponible a trabajar, y cueste lo que cueste. A Vissburck no le gusta la idea, pero la única manera de salvar Dagoska es consiguiendo que los gurkos no superen esa primera defensa que supone la muralla exterior.

Glokta y la Practicante Vitari visitan a Nicomo Cosca. El Superior indaga sobre la forma de ser del mercenario, y le interroga sobre su experiencia en asedios. También se interesa sobre la opinión que Cosca tiene sobre el general Vissbruck y sobre si sabe algo acerca de la desaparición de Davoust.

Para terminar el ajetreado día, Glokta se reúne con Korsten dan Vurms ante la incapacidad de su padre. El hijo del Lord Gobernador le muestra su rechazo ante los cambios que está realizando, como por ejemplo destinar soldados de la Ciudad Alta a la Ciudad Baja, pero el Superior se muestra inflexible. Vurms, además, dice no saber nada sobre la desaparición del Superior Davoust. Glokta le encarga que consiga víveres para seis meses, y Vurms, tras rebelarse y ser amenazado con ser enviado al Pabellón de los Interrogatorios en Adua, acepta. Sand dan Glokta, en tan solo un día, se ha ganado dos nuevos enemigos.
En eso consiste la confianza (Ferro)

Ferro parte junto a su variopinto grupo hacia Occidente, sin dejar de mostrar su desprecio hacia sus, para ella, extraños compañeros. A pesar de las advertencias de un soldado, prosiguen su camino hacia Darmium.

Durante el viaje, ante el aburrimiento, Ferro comienza a hacer preguntas incómodas a Bayaz sobre todo aquello que escuchó cuando escuchó la conversación entre el Primero de los Magos y Yulwei. Ante las respuestas recibidas, Ferro saca en claro que no puede confiar en este hombre.

Al caer la noche, el grupo establece un pequeño campamento. Deciden hacer turnos de guardia hasta que amanezca, y Ferro, la cual afirma que no necesita dormir, es la encargada del primero.

Cuando todos están durmiendo, Ferro se aprovisiona y se dispone a huir una vez más. Sin embargo, en el último momento el pálido de nueve dedos la descubres. Tras cierta tensión, con las armas a punto de ser desenvainadas, Logen consigue convencerla para que siga con ellos al menos durante un tiempo. Si posteriormente decide marcharse, él mismo la ayudará.
Aliados (Glokta)

El Superior Glokta continúa reuniéndose con personas relevantes de Dagoska. En este caso visita al Haddish Kahdia. En primer lugar le pregunta sobre Davoust, a lo que Kahdia se muestra contento por su desaparición pero desconoce quién es el culpable. Luego, Glokta, necesitado de aliados, ofrece a Kahdia promulgar un decreto por el cual los nativos serán mejor considerados y tratados en Dagoska, todo ello a cambio de la ayuda necesaria para mejorar las murallas y defender la ciudad de la amenaza que suponen los gurkos. Tras ciertas dudas, el Haddish acepta el trato.

Sand dan Glokta descansa en sus aposentos cuando Shickel, la sirvienta que encontró en las celdas torturada por Harker, le traslada la invitación de la Maestre Eider para cenar. El inquisidor acepta gustoso.

El inquisidor prosigue en el interrogatorio de Harker sin conseguir respuestas satisfactorias a sus preguntas sobre el Superior Davoust, más allá de que tomó el dinero que Davoust requisó a los nativos más pudientes. Por lo tanto, decide probar suerte cortándole los pezones, ya que estos son algo totalmente insignificantes para un hombre…

La Maestre Eider ofrece a Glokta una exquisita cena, aderezada por una más que interesante conversación. Eider trata de ganarse su confianza con halagos, pero Glokta le propone un trato para hacer efectiva esa confianza: que le provea de dinero para mejorar las defensas de la ciudad y que saque a los mercaderes del Templo, de manera que pueda contentar a Kahdia. Ella acepta, y ambos continúan conversando sobre temas más personales, lo cual sorprende al inquisidor.
Política de hoguera (Logen)

Nuevededos y compañía continúan su largo viaje hacia los confines del Mundo. En cierto momento, divisa un grupo de pájaros en las alturas, y comenta las ganas que tiene de un buen trozo de carne. Ferro, en silencio, toma su arco y caza un par de aves sin inmutarse. Ante el asombro de Logen, Bayaz les cuenta que al principio, su mundo y el Otro Lado estaban unidos. Entonces convivían humanos y demonios, los cuales al cruzarse dieron lugar a descendencia mestiza. Esos descendientes tenían ciertos dones propios de los demonios, y después de que Euz separarse ambos mundos, esos dones pueden aflorar en algunas. Así, es como descubre Logen que en Ferro hay vestigios demoníacos del Otro lado.

Al anochecer, la compañía encuentra una aldea semiderruida. Ferro y Logen se adelantan para comprobar que no hay ningún molesto habitante en la zona. Tan solo quedan restos de un campamento, así que Bayaz decide hacer noche allí.

Tras acampar, el curioso grupo cena las aves que Ferro logró cazar. Logen recuerda a sus compañeros norteños, una relación que básicamente se basaba en el respeto y la confianza ganados poco a poco. En el grupo creado por Bayaz estos dos valores brillan por su ausencia, así que Nuevededos se propone conseguir con el tiempo que la relación mejore. Alrededor de la hoguera, el aprendiz Quai comienza a contar la historia del ascenso y el declive del Viejo Imperio. Euz tenía cuatro hijos a los cuales dotó de varios dones; a todos menos a Glustrod, el hijo menor. Ante la marginación sufrida, éste se deja atraer por el Otro Lado y ambiciona dominar el mundo. Finalmente, Juvens logra vencerlo, aunque Glustrod siguió en su empeño y terminó por arrasar Aulcus, la que fuera la gloriosa capital del Imperio. Toda esta disputa fue la que condujo a que el actual Imperio tan solo sea una sobra de lo que llegó a ser. Esta historia logra crear los primeros lazos entre la compañía.
Delitos menores (West)

El Príncipe Ladisla y el coronel West conversan mientras deambulan por el campamento. Ladisla muestra en todo momento lo iluso y superficial que es, hablando de la guerra como si fuera un juego, quitando importancia a lo peligroso de la misión e ignorando el sufrimiento de sus tropas por las penurias que están viviendo, sobre todo las levas. En cuanto ve oportunidad, West deja al Príncipe para centrarse en asuntos más importantes. El coronel se lleva una grata sorpresa al encontrarse con Jalenhorm. Después de una conversación trivial, éste le muestra su preocupación por no disponer de herreros en el campamento. West organiza una partida para visitar una colonia penal, una fundición donde espera encontrar metalúrgicos válidos a pesar de que sean criminales.

El grupo de soldados llega a la prisión, donde les recibe un Practicante que escolta a West ante el alcaide Lorsen. Tras la negativa inicial, Lorsen accede a entregar doce presos capaces de trabajar el hierro. West se muestra asqueado ante lo que ve en la colonia, familias enteras padeciendo por crímenes que quizás ni habían cometido. Una vez tiene a sus doce hombres, siente compasión por la hija de uno de ellos, la cual le recuerda a Ardee, y decide llevarla también al campamento, no sin antes recibir serias amenazas por parte de Lorsen: el mismísimo Archilector se enteraría de su comportamiento.
Lluvia (Jezal)

Jezal maldice la lluvia que los acompaña en su periplo por Occidente, una tormenta que no cesa y que les hace estar totalmente empapados día y noche. Piensa en lo sencilla que era su vida en Adua y en cómo no supo valorarla en su momento. Y recuerda apenado a Ardee, dudando de si la podrá volver a ver. Para colmo, no siente ninguna simpatía por sus compañeros de viaje…

La tormenta ya había cesado cuando se encuentran con el lamentable cuadro: unos cuantos carros y un montón de cadáveres masacrados. Ante la imagen, Jezal se siente superado, y aunque lucha por mantenerse tranquilo, termina vomitando. El peligro está cerca y el grupo no tiene claro que pasos seguir. Deben cruzar el río Aos pero ni por Darmium ni por Aoustum pueden hacerlo, así que Bayaz decide dirigirse hacia Aulcus, donde existe un puente por el que cruzar, a pesar de ser considerado un lugar maldito desde la caída de Glustrod.
Una compañía sanguinaria (Sabueso)

Los Mejores hombres, siguiendo las órdenes del coronel West, exploran el territorio en busca de Bethod. Dow muestra su disconformidad sobre estar sirviendo a sureños cuando han sido de los personajes más respetados, reconocidos y temidos en el Norte. Ante su insistencia, Tresárboles se indigna y le recuerda que puede marcharse en cualquier momento, o seguir sus órdenes.

Llegado un momento, divisan a tres hombres que deben ser exploradores de Bethod y se deciden a atacarles para evitar futuros problemas. Aunque consiguen matarles, uno de ellos consigue pedir auxilio, atrayendo otro par de guerreros que casi matan al Sabueso… pero Tul Duru interviene a tiempo. Continúan explorando para descubrir de donde vienen esos hombres.

La preocupación se adueña del quinteto cuando avistan un inmenso campamento donde reconocen estandartes de lo peorcito del norte, incluido el de Bethod. Dow propone una misión de infiltración para asesinarle, algo que motiva a todos, pero Tresárboles vuelve a aportar sensatez y decide volver junto a los hombres de la Unión para avisar del peligro que se acerca…
Sombras alargadas (Logen)

El sexteto alcanza el Aos y la mayoría alucina ante la imagen que encuentran. De orilla a orilla habría sobre medio kilómetro de distancia, y para colmo, esas orillas estaban al fondo de sendos acantilados, por lo que efectivamente vadear el río no es una opción. Bayaz narra cómo se construyeron los puentes de Aostum y Darmium, y Ferro confiesa a Nuevededos que durante su infancia fue una esclava de los gurkos.

Tras proseguir su camino, el grupo llega a lo que fue el Palacio Invernal de los Emperadores, convertido en ruinas tras la guerra que terminó con la muerte de Kanedias. Cuando se acerca un grupo de jinetes, se esconden por las ruinas del palacio. Logen ve una nueva demostración de habilidad por parte de Ferro, la cual comienza a encaramarse por las paredes para vigilar desde lo alto. El resto, conversan animadamente sobre diversos temas hasta que Ferro les avisa de que el peligro ha pasado de largo.
Y ahora… mi oro (Glokta)

El Archilector Sult comunica a Glokta mediante una carta que no le puede proveer de más soldados ni dinero. El Superior se reúne con Vissbruck y Vurms, los cuales le informan de los avances llevados a cabo tanto en el aprovisionamiento como en las reparaciones y obras para las defensas de la ciudad. El problema es que los trabajadores y los mercaderes comienzan a dudar que vayan a cobrar por los trabajos realizados…

Los Practicantes Severard y Frost informan a Glokta de sus investigaciones sobre la desaparición de Davoust: no han conseguido averiguar nada. El Superior decide dejar que el tiempo transcurra y confiar en que el culpable de un paso en falso.

La Maestre Eider le confiesa a Glokta que no puede conseguir el dinero que necesita para pagar todas las deudas adquiridas. La buena noticia es que tiene bastante controlados a los mercaderes, a los cuales no les importaría deshacerse del nuevo Superior de la Inquisición.

Sand dan Glokta recibe a un misterioso personaje que responde al nombre de Mauthis. Éste resulta ser el representante de la banca Valint y Balk, y ofrece al Superior un millón de marcos con una única condición: la obligación de atender a ciertos favores desconocidos si el banco lo requiriese en cualquier momento. Glokta acepta ya que con ese dinero puede cubrir sus deudas y continuar con su tarea, pero es consciente de que a partir de ahora todo puede ser mucho más peligroso.
Miedo (Jezal)

Jezal lleva unos días más intranquilo de lo normal, sobre todo desde que Bayaz decidió alejarse del río por si acaso los perseguían. Con el paso de los días, comienza a comprender que ha subestimado a Nuevededos, e intenta mejorar su relación con él pidiéndole consejos sobre cómo afrontar una batalla. El norteño le da algunas claves interesantes, pero le recuerda que finalmente, la gran diferencia entre sobrevivir o no es la suerte.

En cierto momento, Ferro y Nuevededos se sienten inquietos, y se mentalizan para una emboscada. Es entonces cuando aparece un hombre llamado Finnius el cual sirve para el Emperador Cabrian, acompañado de un puñado de soldados, y cuya misión es llevar a la compañía de Bayaz hasta Darmium. Cuando el tal Finnius ordena que entreguen sus armas y que les acompañen, el caos se desata. Bayaz hace uso de su Arte y acaba con varios soldados sin inmutarse, pero su poder se le va de las manos y termina desmayado. Ante todo esto, Jezal contempla la escena bloqueado e incapaz de intervenir, viendo a sus compañeros batirse con varios enemigos. Al final, consiguen sobrevivir pero Finnius escapa. Nuevededos asume el mando de la situación y envía a Jezal en busca de sus monturas.
Las Cien Palabras (Glokta)

El Superior Glokta tiene un perturbador sueño en el que, tras vencer a los gurkos en el campo de batalla, es devorado por los miembros del consejo de Dagoska, los cuáles hacen énfasis en lo sabroso de su carne.

Glokta despierta entre tremendos dolores. Al incorporarse descubre que está lloviendo en Dagoska… y que no está solo en sus aposentos. Sentado en el suelo distingue una figura que se presenta como Yulwei, de la Orden de los Magos. Según dice, simplemente le quiere trasladar cierta información: los gurkos han comenzado marchar, pero no solo contra Dagoska sino para cruzar el mar mediante una flota recién construida. Khalul está preparado y viene acompañado de las Cien Palabras, cien Devoradores listos para provocar un caos que no se recuerda desde los Viejos Tiempos. Además, Yulwei asegura que Davoust desapareció a manos de un Devorador que habita en la ciudad para proteger al traidor. Sin embargo, Glokta no es capaz de conseguir que le diga quién es ese traidor…

A la mañana siguiente, Cosca y Glokta ven acercarse desde la muralla los cinco primeros regimientos de los gurkos, tal y como anunció Yulwei. Glokta da la orden a Vissbruck para que se inunde el foso y deje la ciudad rodeada de agua, y además decide construir una nueva muralla en la zona de los puertos, previendo la llegada de la flota de los gurkos. Así, Dagoska se prepara para un asedio que ya es inevitable…
Un ciego guiando a otros ciegos (Logen)

Tras la emboscada sufrida, Quai explica a Logen que al utilizar la Magia se debe entrar en contacto con el Otro Lado, el cual se cobra su precio. Esta es la razón por la que Bayaz se encuentra tan consumido, e incluso el propio Quai desconoce si se podrá recuperar. Nuevededos, muy a su pesar, se convierte en el líder provisional del grupo y decide continuar el plan original hasta Aulcus, a pesar de que el Hermano Pielargo preferiría abortar la misión y regresar. El resto de la compañía acepta la decisión de Logen.
La estratagema del Príncipe Ladisla (West)

Desde que recogió a los presos en la colonia penal, West intenta pasar la mayoría del tiempo en la fragua, donde nadie necesita su ayuda y puede encontrar un poco de calma. Al salir al campamento se encuentra con Tresárboles y Sabueso, los cuales le informan de la situación del ejército de Bethod. Los dos norteños aseguran que se avecina una nueva carnicería pero al menos disponen de algo de tiempo para intentar evitar que ocurra un nuevo Pozo negro. West marcha a hablar con el Príncipe.

Tresárboles y Sabueso alucinan al entrar en la tienda del Príncipe, el cual se encuentra con algunos miembros de su Estado Mayor comiendo y bebiendo. El coronel West traslada las noticias sobre Bethod y su preocupación, pero Ladisla, entusiasmado, planea cruzar el río Cumnur y presentar batalla al ejército de Bethod. West intenta convencerle para preparar las defensas y estar listo para una hipotética retirada pero el Príncipe solo ansía la gloria aunque no sepa cómo alcanzarla. Los norteños ven una muerte segura en esa táctica por lo que deciden abandonar el ejército de la Unión.
Hasta la puesta de sol (Glokta)

La Practicante Vitari despierta a Glokta para anunciarle que ha llegado un embajador de los gurkos a la ciudad, y que se encuentra reunido en la Ciudadela con los componentes del consejo. El inquisidor parte todo lo raudo que puede hacia la reunión.

Cuando el Superior llega a la sala de audiencias se encuentra con Shabbed al Islik Burai, el emisario enviado por el Emperador Uthman-ul-Dosht, reunido con Vissbruck, Vurms y Eider. Tras las presentaciones de rigor, el embajador traslada su mensaje: se encuentra allí para aceptar la rendición de la Unión sin luchar y darles la oportunidad de abandonar el Sur. Glokta e Islik tienen un duelo verbal en el que el primero se jacta de la victoria en la anterior guerra y el segundo le recuerda su cautiverio, y finalmente el gurko da de plazo hasta la puesta de sol para recibir la respuesta. Al quedarse solos, Glokta discute con los miembros del consejo, que ven en la rendición una oportunidad y decide tomar en consideración la propuesta. Tras abandonar la sala, tiene un pequeño altercado con la Practicante Vitari, la cual no acepta la rendición. Sin embargo, Severard llega antes de que la disputa llegue a más y comunica a Glokta que han detenido al emisario nada más salir de la sala… como habían planeado.

El Superior comienza el interrogatorio en una celda bajo la Ciudadela. El embajador Islik se muestra al principio, como suele ser habitual con Glokta, muy valiente. Una valentía que desaparece con un par de puñetazos, una oreja cortada y algunas amenazas. Tras esto, Islik responde a la única pregunta que el inquisidor realiza: hay dos traidores, Korsten dan Vurms, y la cabeza pensante del plan… la Maestre Eider.
Mal asunto (Ferro)

En mitad de la llanura, el grupo encuentra una extraña colina coronada por lo que debe ser algún tipo de templo especialmente antiguo. Ferro decide subir para otear la llanura.

Ferro divisa en lontananza un nuevo grupo de jinetes, quizás el propio Finnius con nuevos amigos. Antes la perspectiva, deciden enfrentarse a ellos en la colina ya que así podrán preparar el terreno a su favor.

Logen y Ferro dialogan sobre las posibilidades reales de vencer mientras preparan las defensas. Según ella, se trata de trece jinetes, por lo que siendo realista el combate apunta a ser un trece contra dos, ya que dudan de la capacidad guerrera del resto. Ambos se prometen que si uno de los dos muere, el que sobreviva enterrará su cuerpo.
En la senda de la victoria (West)

West observa a su ejército cruzar el río Cumnur siguiendo las órdenes del Príncipe Ladisla. Los soldados de la Guardia Real marchan a buen ritmo pero el resto de las levas son un desastre incluso antes de haber entrado en batalla. Se le une Jalenhorm, y el coronel le encarga la misión de partir de inmediato, junto con seis de sus mejores hombres, para informar al Lord Mariscal Burr de la situación, de las malas decisiones del Príncipe y de la batalla que tendrán que afrontar. Además, West pide a Jalenhorm que si muere en combate, le diga a Ardee que lo siente…
Males necesarios (Glokta)

Glokta y Frost acude a la sala de audiencias, donde se encuentra al trío que recibió al emisario gurko, y al mercenario Nicomo Cosca. A la señal del inquisidor, el Practicante arroja la cabeza de Islik sobre la mesa, provocando el tumulto. Vurms rápidamente comprende que Glokta ha descubierto a los traidores pero la Maestre Eider afirma que Cosca ya ha abierto las puertas de la ciudad, entregando Dagoska a los gurkos. Pasa su sorpresa, nada de eso ha ocurrido ya que el Superior ha comprado los servicios del mercenario, Kahdia controla las puertas y la Inquisición ha tomado la Ciudadela. En consecuencia, Vurms y Eider son arrestados para más adelante decidir qué hacer con ellos, mientras que Vissbruck es enviado a continuar con su trabajo. Glokta desecha los halagos de la Practicante Vitari y ordena a Cosca que clave la cabeza de Islik a la vista del ejército gurko.
Entre las piedras (Jezal, Ferro y Logen)

Nadie durmió durante la noche esperando la llegada del amanecer. Logen propone a Jezal que se quede vigilando el carro por si sus enemigos les rodearan mientras Ferro y él se sitúan en la parte delantera de la colina. Jezal confiesa tener miedo y Nuevededos intenta infundirle valor, e incluso admite que Luthar forma parte de su nueva familia, una familia la cual no está dispuesto a perder todavía.

Ferro espera agazapada con las siete flechas que le quedan clavadas en el suelo. Cuando los soldados comienzan a subir la colina. Le da tiempo a matar a dos soldados antes de que se acerquen demasiado, pero gasta demasiadas flechas: al escabullirse solo le quedan dos.

Logen ve a Ferro correr y comprende que, de momento, está solo. Escondido tras una piedra, asoma en el momento justo para matar a otro soldado y correr hacia otro parapeto.

Ferro aprovecha las trincheras que el día anterior cavaron para conseguir una buena posición desde la que matar a un soldado más. Al quedarse sin flechas, desenvaina su sable gurko.

Nuevededos se topa con un nuevo enemigo al rodear otra piedra. Instintivamente le pega un cabezazo y lo acuchilla repetidas veces. Matar o morir, sin dudar.

Ferro incita a un nuevo rival para que le ataque. El soldado acude encolerizado a su llamada y cae en un hoyo, una trampa perfectamente preparada. El lancero muere, desarmado, tras recibir un par de mandobles.

El siguiente rival de Logen es un gigante, muy fuerte pero poco inteligente. Arremete sin pensar y al norteño, a pesar de un fuerte golpe en la pierna, no le cuesta encontrar una fisura por la cual atacar y matarle.

Un arquero consigue acertar con una flecha en el hombro de Ferro, dejando su brazo izquierdo inservible. Enfadada, le ataca con su otro brazo, se enzarzan, y con mucha suerte la flecha se le clava al arquero en el ojo. El resto es fácil.

El gran duelo contra Finnius recae sobre el norteño. Comienzan a danzar y Logen, dolorido por las heridas anteriores, se ve sorprendido por la velocidad de su rival, el cual consigue darle un tajo en un brazo. Logen replantea su táctica y atrae a Finnius a una zona más abierta donde poco a poco le gana terreno para, finalmente, darle muerte con la espada del Creador. Entonces, Nuevededos recuerda que el resto de sus compañeros pueden estar en peligro y comienza a ascender renqueante.

Ferro se encuentra demasiado débil por culpa de la flecha de su hombro cuando se encuentra con un rival demasiado grande y fuerte. Éste la golpea sin cesar pero cuando la está estrangulando, unas manos pálidas aparecen y le parten el cuello al grandullón. Nuevededos y Ferro siguen subiendo la colina para enfrentarse con los últimos enemigos.

Jezal está en alerta cuando dos hombres llegan a lo alto de la colina. Desenfunda sus aceros mientras recuerda los consejos dados por Nuevededos antes del primer encuentro con Finnius y compañía. Sorprendentemente, vence a los dos enemigos casi sin despeinarse, de manera instintiva y automática. Sin embargo, cuando está eufórico por la victoria, Quai le grita y Jezal cae víctima de un fortísimo impacto en la cabeza.
Los frutos de la audacia (West)

El ejército del Príncipe Ladisla contempla una fila de norteños en lo alto de una colina. Se muestran atónitos ya que son demasiados para ser exploradores y pocos para ser el ejército de Bethod. En cierto momento los norteños lanzan una flecha con el único objetivo de provocar, y Ladisla pica el anzuelo: ordena una carga inmediata mientras West le pide que lo reconsidere. Sin embargo, los jinetes arrancan a toda velocidad alcanzando la cresta de la colina y superándola. La inquietud se extiende por el ejército al no tener ni idea de lo que pasa detrás de esa colina. Al rato aparece un nuevo grupo de jinetes: los Carls de Bethod, acompañados por ballesteros los cuales comienzan a hostigar al ejército de Ladisla. El Príncipe y su Estado Mayor se bloquean sin saber cómo reaccionar… por lo que es el coronel West quien toma el mando, ordenando la retirada. El caos en las filas de su ejército se extiende mientras los Carls comienzan a marchar hacia su posición. West ordena que resistan el embite y el combate estalla rodeado de niebla. No pasa mucho tiempo hasta que comienzan a llegar heridos y mensajes al cuartel donde se encuentran West y compañía, creciendo el desconcierto y las dudas. Repentinamente, los jinetes de Bethod llegan al puesto de mando y comienzan una carnicería. West salva la vida gracias a Cathil, hija de Pike, uno de los herreros que reclutó en la cárcel, y comienza a buscar desesperadamente al Príncipe. Al encontrarlo, el cuartero comienza una huida desesperada hacia una arboleda. West, al descubrir un enemigo, se separa del grupo para ofrecerles una oportunidad de salvación, y queda a merced del norteño, esperando la muerte. En el último momento aparece el Sabueso, el cual arrastra al coronel hacia la arboleda tras matar al jinete.
La cena está servida (Glokta)

El Superior Glokta envía una carta al Archilector Sult donde informa de que la traición ha sido desenmascarada. Además, le narra los acontecimientos del primer ataque gurko, en el cual la Unión salió victoriosa. Anticipa que éste ataque solo es la punta de lanza del Emperador, y que es de esperar un ataque mucho más demoledor.

Glokta comienza el interrogatorio de la Maestre Eider. Al principio se comporta de manera confiada, pero cuando el inquisidor le comenta la muerte de Vurms tras confesar sus crímenes y que no tiene problemas en comenzar a torturarla, se derrumba. Admite que comenzó a urdir el plan de entregar la ciudad ante lo mal que le iba a su Gremio desde la llegada de la Unión a Dagoska. En principio quería evitar muertes y por eso compró a Vurms, pero el Superior Davoust descubrió la situación y pretendía obtener su parte del pastel. Al día siguiente de trasladar esta información a los gurkos, Davoust desapareció a manos de un espía, y con la llegada del nuevo Superior todo se complicó mucho más. Tras firmar la confesión, Glokta insiste en averiguar quién es ese agente gurko y la Maestre asegura desconocerlo. La Practicante Vitari monta en cólera y comienza a estrangular a Eider… pero el Superior, antes de que exhale su último aliento, la salva.

Glokta contempla desde sus aposentos cómo los gurkos han comenzado a utilizar las catapultas, llevando una lluvia de fuego y destrucción a la ciudad. Una destrucción provocada en gran medida por su propia perseverancia. Al recibir la visita de Shickel comprende que ella es el agente gurko que tanto han buscado, el Devorador que Yulwei mencionó en su visita. Afortunadamente, Glokta había previsto el ataque contra su persona y se encuentra acompañado de su Practicantes. Tras una brutal pelea, el trío consigue encadenar a Shickel, la cual afirma que no pueden hacer nada para salvarse. Glokta arde en deseos de interrogar un ser tan extraños como un Devorador.
Uno de los nuestros (Jezal)

Jezal se encuentra con Ardee, la cual le besa al principio para después comenzar a devorarle la cara. Escucha unas voces que hablan sobre él y su mandíbula… y entonces siente un dolor muy intenso.

De nuevo Jezal empieza a escuchar algunas voces hablando de coserle la cara, arreglarle el brazo y colocarle la pierna. Luthar se debate por quitarse a esas personas de encima, pero solo siente dolor por todas partes. Al final, esas voces le dicen que, ahora sí, es uno de los suyos.
PARTE II
Rumbo al norte (Sabueso)

El Sabueso observa escondido entre los árboles cómo el ejército de Bethod pone rumbo hacia el Norte tras su aplastante victoria. Se pregunta si todo lo que hacen, durante tanto tiempo, merece realmente la pena ya que al final todo sigue igual.

El Sabueso se reúne con sus compañeros, los cuales van muy retrasados por tener que esperar al coronel West y compañía. Hablando con Dow, y al ver a la hija de Pike, recuerdan el tiempo que llevan sin estar con una mujer.

Durante la noche montan un campamento en el que descansar. El Príncipe habla sobre ir rumbo al Sur pero Tresárboles y el resto de norteños informan a West de que Bethod va hacia el Norte. Ellos van a seguirle, confiando en encontrarse con el Lord Mariscal Burr para avisarle e intentar evitar una nueva masacre. Aun así, Ladisla exige partir de inmediato hacia Ostenhorm y la respuesta que recibe es cristalina: su opinión no tiene ningún valor, o les acompaña o se marcha solo.
Escasa clemencia (Glokta)

El Superior informa al Archilector de que los ataques gurkos continúan, cada vez más feroces, pero que las defensas se mantienen firmes y hay confianza plena en que Dagoska no caerá. Sobre la Maestre Eider, Glokta informa de que en un primer momento pensó en aprovechar sus influencias; sin embargo, definitivamente ha optado por hacerla desaparecer.

Glokta espera en unos apartados muelles la llegada del Practicante Frost. A éste le acompaña Carlot dan Eider, convencida de que la hora de su muerte ha llegado. Por el contrario, el inquisidor la libera con la única condición de que abandone la Unión y nunca vuelva. Así, Eider sube a un barco no sin antes decirle a su liberador que confía en volver a verle. En lo que confía Glokta es en que Vitari no informe a Sult de lo que acaba de hacer.

El Superior observa junto a Cosca cómo están las cosas al otro lado de la muralla. Los gurkos casi han conseguido llenar de piedras una parte del foso, por lo que pronto podrán cruzarlo. De repente, comienzan a llegar inmensas rocas lanzadas por las catapultas que preludian otro ataque gurko. Y así es, nuevos guerreros marchan hacia el foso. Glokta se mantiene en la muralla, observando el sufrimiento de su gente y de sus enemigos hasta que se retira, ordenando al Practicante Severard que vigile muy de cerca al mercenario estirio, ya que hay que estar preparado para su probable traición.

Glokta visita Templo de Dagoska que ahora funciona a modo de hospital, acogiendo a la multitud de heridos en la defensa de las murallas. Se encuentra con Kahdia y hablan sobre las posibilidades reales de conseguir vencer contra los gurkos, que no son demasiadas. Glokta se da cuenta de que las dudas comienzan a aflorar en la ciudad. La Practicante Vitari hace aparición y pregunta al Superior sobre la Maestre Eider, a lo que él responde que está muerta. El inquisidor es sorprendido cuando Vitari le plantea comenzar a colaborar, ya que su principal objetivo es sobrevivir a Dagoska.
¿Así que esto es el dolor? (Jezal)

Jezal se despierta en un carromato, tumbado, y muy dolorido. Comienza a agobiarse cuando se da cuenta que tiene media cara vendada y que no puede mover las piernas ni los brazos. Cuando comienza a agitarse aparece Nuevededos, el cual le tranquiliza y le asegura que poco a poco irá desapareciendo el dolor.

Luthar se encuentra sentado junto al carro, observando el lamentable estado en que se encuentran su pierna y su brazo. Comienza a pensar que se convertirá en un tullido más de Adua, donde será recordado como una joven promesa rota. Nuevededos le explica lo ocurrido en lo alto de la colina: Jezal mató a un par de soldados pero un tercero se escabulló, le dio un mazazo en la boca y le destrozó la pierna y el brazo. Aun así tuvo suerte de que Quai estuviera allí ya que machacó la cabeza del enemigo, salvándole la vida. Jezal pregunta sobre su estado y el norteño le dice que la pierna y el brazo deben curarse a su debido tiempo... mientras que la herida de la boca es complicada ya que se le partió la mandíbula, perdió unos dientes y se le desgarró la carne.

El grupo hace un alto en el camino junto a un lago. Jezal descubre que Bayaz ha recuperado el conocimiento aunque sigue teniendo un pésimo aspecto. El Primero de los Magos intenta animarlo hablándole de los valores que forjan a un auténtico héroe. Ferro, por su parte, se encarga de cambiarle las vendas y comprueba el estado de las heridas. Logen le ayuda a subir al carro mientras le sigue dando buenos consejos. Todo lo acontecido le hace meditar sobre la vida que ha llevado hasta ahora, y viendo cómo se comporta con él su nueva familia decide dar un cambio y tratar mejor a la gente. Total, no cuesta nada ser buena persona.
Paso a paso (West)

West continúa la marcha congelado y con dolores en todo su cuerpo. Los norteños hacen un nuevo alto para que el Príncipe Ladisla descanse, un Príncipe que parece ser un niño perdido en lugar del heredero al reino, y que ya nadie soporta, incluido el propio coronel. West tiene sus más y sus menos con Dow, citándose en el futuro para resolver sus discrepancias. Al volver a marchar, conversa con Cathil, la cual sobrelleva la situación mejor de lo que cabría esperar por su aspecto.

Conversando con Pike, West descubre que éste estuvo luchando en Kanta junto al regimiento del coronel Glokta, es decir, en el mismo regimiento que West. Hablan sobre sus familias hasta que regresa el Príncipe, al tienen que llamar la atención una vez más ya que comienza a discutir con Cathil a gritos, algo demasiado peligroso en medio del bosque…

Por la noche, West medita sobre la complicada situación, y rodeado de sus extraños compañeros, comprende que quizás aún pueda ser un héroe si cumple la misión de llevar al Príncipe hasta el Lord Mariscal Burr.
Ganas de gastar saliva (Ferro)

Ferro observa que el paisaje está cambiando poco a poco, convirtiéndose en un sitio mucho más peligroso con muchos recovecos donde preparar emboscadas. Habla con Logen, y reconoce que se trata uno de los mejores tipos con los que ha tratado, algo que no le gusta porque tarde o temprano la decepción llegará. Todos en general se encuentran más unidos y eso le incomoda…

El grupo encuentra una zona llena de cadáveres amontonados pero no consiguen descifrar quién es el culpable de tal masacre. Inesperadamente aparece un hombre que resulta ser un Mago llamado Zacharus, el cual reconoce haber estado buscando a Bayaz por la llanura. Asegura que los muertos son soldados de Scario, muertos a manos de su hermano Goltus, protegido de Zacharus y autoproclamado Emperador. Los dos Magos conversan sobre hechos del pasado, sobre Khalul y sobre otros Magos, sobre cosas que Ferro no alcanza a comprender y sobre cierta solución que Bayaz busca, una solución que depende mucho de la compañía formada por sus compañeros. Tras la discusión, Zacharus desea a Bayaz que fracase en su misión mientras el grupo continúa su camino hacia Aulcus.
Cuestión de tiempo (Glokta)

Glokta informa al Archilector de que los gurkos han conseguido superar el foso en dos puntos, pero a pesar de eso las defensas han repelido los ataques. Además, la muralla se muestra débil en ciertas zonas por culpa de las catapultas y es previsible que pronto se abra una brecha.

El Superior contempla desde su posición la primera carga atravesando las murallas tras haber abierto la brecha. Los gurkos y los soldados de la ciudad se enfrentan entre esas murallas y las barricadas levantadas para proteger al resto de la Ciudad Baja. Glokta recuerda lo complicado de luchar en tal tumulto, rodeado sin poder moverte y sin saber si el hombre que tienes al lado es amigo o enemigo. Los soldados de la Unión se mantienen firmes en este primer asalto y consiguen repeler el ataque sin muchas dificultades, aunque Glokta es consciente de que nuevas brechas están a punto de abrirse, por no hablar de que cabe esperar la llegada de la flota gurka en cualquier momento. Vissbruck propone comenzar la retirada pero el Superior no contempla esa opción. Lo que sí ordena es comenzar a trasladar a toda la gente a la Ciudad Alta…

Los Practicantes explican a Glokta que no consiguen avances importantes con Shickel por mucho que la torturan. El único cambio visible es que no cicatriza tan rápido, seguramente por la necesidad de alimentarse. El Devorador decide hablar cuando el Superior llega a la sala donde lo retienen. Explica que se debe a la voluntad de Khalul desde que la obligaron a comerse a su madre y que su misión es ayudar al Profeta a que la traición a Juvens sea vengada. No sufre ningún dolor pero debe continuar alimentándose siempre. Asegura a Glokta que no tiene ni idea de la guerra que se está librando realmente y que no hace otra cosa más que seguir órdenes de sus superiores sin ni siquiera cuestionárselas. El Superior comprende que no va a sacar más información de Shickel y ordena que se la queme.

Glokta habla con Cosca sobre las posibilidades reales de resistir los ataques gurkos y el estirio considera que no mucho más de dos semanas. El inquisidor le ordena que aguanten todo el tiempo que puedan y estén listos para retirarse a la Ciudad Alta, no sin antes dejar multitud de trampas para los gurkos por la Ciudad Baja. El Superior comprende que, como muy bien anticiparon Yulwei y Eider, la caída de Dagoska estaba decidida hace tiempo. Ahora, solo queda esperar…
Cicatrices (Logen)

Por fin, Ferro quita las vendas y los puntos del rostro de Jezal, el cual se muestra muy agradecido. Logen tiene que reconocer que ha hecho un muy buen trabajo ya que el muchacho no ha quedado tan mal como pensaba. Logen repara en que Bayaz está dando una serie reprimenda a Quai ya que el discípulo se muestra especialmente hostil en los últimos días. El Mago afirma que siempre hay que hacer caso a los maestros y para ilustrar esta situación cuenta su propia experiencia. Al principio Bayaz era el único discípulo de Juvens pero éste tomó también a Khalul para enseñarle el noble Arte. Entre ellos creció una rivalidad insana que obligó a Juvens a poner tierra de por medio entre ellos: Bayaz fue al Norte y Khalul al Sur. Aun así, ambos se seguían odiando y tramaban cómo acabar el uno con el otro. Entonces, ya que Juvens no enseñaba a Bayaz al ritmo que él quería, el Primero de los Magos decidió buscar un nuevo maestro, por lo que se presentó ante Kanedias. El Maestro Creador era muy reservado sobre ciertos temas, lo que provocó que un día Bayaz deambulara por la Casa del Creador en busca de secretos ante la ausencia de Kanedias. Fue así como conoció a Tolomei, de la cual se enamoró. La hija de Kanedias le confió que su padre estaba intentando quebrantar la Primera Ley. Bayaz regresó escandalizado y le contó todo a Juvens, el cual se enfrentó a Kanedias y murió. Bayaz juró vengarse, convocó al resto de Magos menos Khalul y comenzó la guerra contra el Creador. Esta concatenación de errores por parte del Primero de los Magos es la que ha llevado a la situación actual. Tras esta historia, los distintos componentes del grupo muestran sus cicatrices y la historia que las provocó. Logen hace un repaso por sus heridas más dolorosas y termina por confesar que en ocasiones pierde el control, pudiendo matar tanto a amigos como enemigos sin tener conciencia de ello. Esto provoca desconfianza en los demás y para sorpresa de Logen es Ferro quien le defiende. Todos se sorprenden aún más al descubrir la verdad sobre la verdad de la multitud de cicatrices que tiene Ferro: se las hizo ella misma para disgustar a su amo cuando todavía era una esclava.
Furioso (West)

Continúa el penoso viaje de West y compañía hacia el Norte. El Sabueso ha localizado un grupo de unos doce exploradores y Tresárboles decide atacarles en lugar de intentar evitarlos. Éste le comunica la decisión al coronel y acuerda que Cathil y el Príncipe Ladisla se queden atrás para evitar el peligro. Según las órdenes de Tresárboles, West parte junto con Dow, el cual le resume el plan: cuando vea la señal, hay que comenzar a matar. Y así ocurre, de repente West se encuentra en un claro luchando, matando enemigos. Aunque pierde su arma, el coronel lucha por instinto y consigue defenderse como un animal, a dentelladas. Dow, que le ha visto arrancar la nariz a uno de los enemigos, apoda a West como el ‘Furioso’ por su forma de luchar. Cuando vuelven a recoger a Cathil y Ladisla, West se encuentra a éste intentando violar a la chica. El coronel, tranquilamente, sin escuchar excusas, empuja a Ladisla por un precipicio. Y de esta manera West se convierte en un traidor…
Hasta el último hombre (Glokta)

El inquisidor recibe una carta del Archilector ordenándole que abandone Dagoska y que deje al mando al general Vissbruck.

Glokta reúne a Vissbruck, Kahdia y Cosca para informarles de que debe abandonar Dagoska por orden del Archilector Sult. El primero acepta la responsabilidad de quedar al cargo con resignación y cierto grado de temor. El segundo, por su parte, agradece a Glokta que al menos haya tratado a su pueblo con respeto. El tercero lamenta perder un buen patrón, no desecha la idea de volver a encontrarse y admite que ha sido un honor trabajar con el Superior.

Glokta termina de preparar su equipaje cuando la Practicante Vitari entra en sus aposentos reprochándole que se vaya. Se abalanza hacia él y comienza a estrangularle, pero se arrepiente y le pide por favor que la lleve con él. El Superior, conmovido al verla sin la máscara y con los ojos llorosos, acepta.

El inquisidor se aleja de Dagoska juntos a sus Practicantes en una barcaza, meditando sobre si realmente ha merecido la pena hacer tanto para conseguir tan poco. Con todo, Glokta ni siquiera siente remordimientos por toda la muerte que deja atrás, tan solo siente cansancio y dolor…
La joya de las ciudades (Jezal, Logen y Ferro)

Jezal se recupera poco a poco de todas sus heridas e incluso es capaz de volver a cabalgar. Lo que no mejora es el aspecto de las tierras que atraviesan, cada vez más desiertas, sin señales de que haya vida en kilómetros a la redonda. Jezal piensa en su regreso a Adua y se plantea pedirle matrimonio a Ardee, dejando atrás la fama y el honor que antes ansiaba.

Logen y compañía por fin llegan a Aulcus, y tras atravesar los muros quedan absolutamente impresionados por la grandiosidad de lo que ven: palacios, templos, inmensos edificios…. Pero a la vez sienten una inquietud total por el silencio, la decrepitud, el hastío que se siente entre esos esqueletos del pasado. Bayaz comenta que si por cualquier motivo se separan, se encontrarán al Sur de la ciudad, en un promontorio conocido como Peña Saturline.

Ferro vislumbra la preocupación en cada uno de sus compañeros. En el silencio de Aulcus escucha un ruido que la pone en guardia, y distingue una silueta en una torre. Bayaz tranquiliza al grupo diciendo que simplemente es una antigua campana.

El grupo recorre un largo paseo escoltado por multitud de enormes estatuas de los antiguos Emperadores. Sin embargo, el camino se ve interrumpido por una inmensa grieta provocada por algún temblor. Bayaz anuncia que deben encontrar otro camino rápido y un lugar donde pernoctar, ya que se acerca la noche. Jezal queda espantado ante la idea de pasar la noche en Aulcus.

Cuando por fin llegan al puente del Creador descubren que, a diferencia del resto de la ciudad, su estado de conservación es envidiable. Todos comienzan a cruzarlo menos Ferro, la cual exige saber más sobre la misión que les ha llevado hasta allí. Bayaz les revela lo que es la Semilla: una piedra del Otro Lado, utilizada por Glustrod para causar la devastación que les rodea. Ferro es la única que puede tocar esa piedra sin sufrir daño ya que tiene sangre del Otro Lago, y Bayaz pretende llevar la Semilla a la guerra contra Khalul. De esta manera, Ferro podría cobrar su venganza destruyendo el imperio gurko. El grupo cruza el puente pero Ferro, aunque les sigue, se siente inquieta, vigilada por alguien o algo.
Suerte (Jezal, Ferro y Logen)

Luthar se despierta el último del grupo. Tiene tiempo de contemplar, desde una ventana del refugio donde han pasado la noche, la magnificencia de Aulcus al amanecer, una imagen que a pesar de la decadencia de la ciudad continúa siendo impresionante.

Como llevan buen ritmo y les queda poca distancia para abandonar Aulcus, Bayaz decide mostrarles la cámara alta del Senado Imperial. Sin embargo, la nueva ‘clase de historia’ que ofrece el Mago se ve interrumpida cuando Jezal y Nuevededos descubren un Shanka en el edificio. Jezal intenta alcanzarlo a tiempo pero el Cabeza Plana consigue escabullirse por una rendija. Cabe esperar que ese Shanka avise a decenas de ellos, por lo que el grupo escapa a toda velocidad del edificio mientras una campana suena a lo lejos.

Ferro piensa en la sensación de estar vigilados que tuvo el día anterior. Bayaz decidió no hacerle caso y por eso se encuentran en esta situación, perseguidos por cientos de esos extraños seres deseosos de acabar con ellos.

Logen creía haber dejado a los Shanka muy atrás cuando abandonó el Norte, pero se equivocaba. El grupo huye todo lo rápido que puede hasta que llegan a un inmenso templo, derruido en parte por algún seísmo, donde un Cabeza Plana alcanza con una lanza al caballo de Logen. Ante la apurada situación, con cientos de esos seres acercándose, Bayaz vuelve a hacer uso de la magia. Mientras, Logen agarra a Ferro y comienza a buscar refugio sin tener claro hacia dónde ir. Tras un estruendo inimaginable, Nuevededos despierta y se da cuenta de que gran parte del edificio ha desaparecido. El problema es que él está en el borde de un abismo agarrando la muñeca de Ferro sin apenas fuerzas ni esperanzas de sobrevivir.

Cuando Jezal se incorpora, observa a Bayaz con un aspecto lamentable y el Mago le insta a que socorra a sus compañeros. Los encuentra sobre una losa al borde de una grieta, una losa que podría caer al vacío ante cualquier movimiento. Jezal lanza su zamarra a Logen y comienza a tirar con todas sus fuerzas para sacarlos de ahí... pero cuando están muy cerca de salvarse, la zamarra se rompe y tanto Ferro como Logen caen por la brecha…
Bajo las ruinas (Logen y Ferro)

Logen se despierta rodeado de oscuridad y encuentra a Ferro cerca de él. Al rato comprende que han sido bastante afortunados, puesto que han caído poca altura al colarse por una abertura, quedando justo bajo el suelo del templo. Permanecen en silencio por miedo a que les oigan los Cabezas Planas y Ferro decide buscar una salida por un túnel, algo que no convence a Nuevededos ya que se siente inseguro bajo tierra. Aun así, tras una discusión entre ambos... se adentran en la oscuridad.

La antigua Ferro habría dejado atrás a Nuevededos sin dudar pero la nueva, por extraño que sea, confía en él. Se adentran por los túneles hasta que llegan a una caverna repleta de huesos humanos. Ferro mata con su arco a tres Shanka que devoran un cadáver sin despeinarse. Logen se muestra aturdido y explica que el mismísimo Kanedias creó a estos seres, los cuales llevan toda su vida atormentándole. Sin embargo, no hay tiempo que perder, deben continuar buscando una salida.

La pareja continúa avanzando y Logen cada vez se encuentra más débil. Alcanzan una nueva caverna repleta de Cabezas Planas, una especie de forja en la que esos miserables seres trabajan. Nuevededos siente como poco a poco deja de ser él mismo, y a pesar de que Ferro indica que deben retroceder, él solo puede avanzar…

El Sanguinario toma el control y avanza sin contemplaciones por la forja. Provoca un baño de sangre con todos los Shanka que se le acercan, sin cesar de gruñir y carcajearse. Mutila incluso a una especie de Cabeza Plana mejorado, especialmente fuerte pero que no es rival para el Sanguinario. Se percata de que algunos muertos tienen flechas clavadas, por lo que debe haber alguien más matando a esas criaturas. Cuando acaba con todos, descubre a ese pequeño ser que le ha arrebatado algunas vidas y se acerca para matarlo, pero sus fuerzas flaquean y se desmaya.

Logen despierta completamente ensangrentado y dolorido pero Ferro no le da un respiro. Le indica un camino y Nuevededos le sigue por pura inercia. Al fin, encuentran un arroyo y Ferro decide seguirlo confiando en llegar a la superficie en algún momento.
No están hechos el uno para el otro (Ferro, Logen y Jezal)

Tras una larga caminata, la pareja encuentra una reja, y tras ella la libertad. Ferro y Logen consiguen romper los oxidados barrotes y salir a cielo abierto. Pero no hay tiempo que perder, así que sin descansar siguen su marcha alejándose de los Shanka.

Ferro decide descansar en un antiguo molino que encuentran por el camino. Logen se ve sorprendido cuando ella le ofrece follar… y el acepta. No sin ciertas dificultades, ambos se enredan dando rienda suelta a sus instintos, como hacía mucho tiempo que ninguno de ellos hacía.

Ferro despierta a la mañana siguiente con la sensación de que su relación con Nuevededos y la confianza que habían ganado durante tanto tiempo se habrían echado a perder…

Jezal y compañía, que habían decidido esperar en Peña Saturline el regreso de Logen y Ferro, ven aparecer a la pareja a lo lejos. Al llegar ni siquiera comentan las penurias que han pasado pero si dejan muestras de cierta hostilidad entre ambos. Después de ese agridulce reencuentro, la compañía comienza a planear cuál será el siguiente paso a seguir…
El regreso del héroe (Glokta)

Glokta llega al puerto de Adua acompañado por los tres Practicantes. El inquisidor aconseja a Frost y Severard que desaparezcan durante un tiempo por lo que pueda pasar. Vitari, por su parte, le informa de que va a reunirse con el Archilector; Glokta también, pero antes debe hacer una visita.

El Superior llega a la casa de los West y se la encuentra absolutamente vacía. Ardee le cuenta que cuando su hermano marchó a la guerra, un prestamista llamado Fallow comenzó a cobrarse las deudas que su padre había contraído, dejándola en la miseria. Glokta la tranquiliza y le asegura que al día siguiente todo volverá a estar en su sitio. El Superior le encarga a Frost que de una lección al tal Fallow y se dirige a reunirse con Sult.

Glokta alcanza el despacho del Archilector convencido de que se dirige directo hacia su muerte, pero para su sorpresa se encuentra con un muy buen recibimiento. Sult se muestra muy satisfecho por el resultado de su estancia en Dagoska a pesar de la previsible caída de la ciudad. Por lo visto, las indagaciones del Superior en relación a la traición de los Especieros han provocado la caída de éstos, otorgando mucho más poder a la Inquisición y mejorando su imagen. Además, Glokta se entera de la muerte del Príncipe Ladisla en Angland, un duro golpe para el Juez Marovia. El Archilector quita incluso hierro al asunto del Devorador, y dice que ya se está encargando del tema. Como colofón, Sult ofrece al Superior unos merecidos días de descanso.

Al día siguiente la casa de Ardee está esplendorosa. El prestamista pide disculpas por haber cobrado las deudas pero la hermana de West deja aflorar sus sentimientos y le pega una soberana paliza. Cuando termina, Fallow se retira agradecido por el trato y Glokta le dice a Ardee que no tiene que preocuparse de nada ya que él cuidará de ella hasta que su hermano regrese. Entonces, ella le informa de que Collem acompañaba a Ladisla en la batalla donde murió, y a él también se le da por muerto.
Triste consuelo (West)

Tras tantas penalidades, West y compañía encuentran una patrulla de la Unión. El coronel se acerca a ellos en solitario para evitar riesgos innecesarios y se presenta como uno de los suyos.

El Lord Mariscal Burr lo recibe en su tienda mostrando una gran alegría por volver a verle. West afirma que Pike es un sargento que encontraron vivo tras la batalla y Cathil una cocinera. Además, el coronel informa de la muerte de Ladisla durante la batalla y de la posición aproximada de Bethod ya que Burr no tiene ni idea de dónde está. Agradecido por todo lo que ha hecho, el Lord Mariscal concede a West un par de días de descanso.

West hace una visita a sus antiguos compañeros: Brint, Kaspa y Jalenhorm. Los tres se alegran mucho de volver a verle y entre copas se ponen al día de lo acontecido durante su ausencia.

El coronel se reúne en torno a una hoguera con el grupo de norteños, los cuales se encuentran borrachos como cubas. Éstos, entre risas, le indican dónde está Cathil. Cuando West llega a la tienda y descorre la cortina, se encuentra al Sabueso retozando con Cathil. Al ver la escena, el coronel sale corriendo.
Las altas cumbres (Jezal, Logen y Ferro)

La compañía de Bayaz llega a las Montañas Quebradas, dejando atrás todos los pesares vividos en las llanuras. El Primero de los Magos anuncia que siendo positivo tardarán sobre una semana en atravesar las montañas y que deben abandonar tanto el carro como los caballos. Todos cargan lo mínimo necesario y comienzan el ascenso hacia las altas cumbres.

Desde que follaron, Logen no puede dejar de mirar a Ferro con unos ojos muy distintos a cuando no hacía más que vigilarla.

Jezal y Logen conversan sobre qué harán cuando todo esto acabe. El norteño no sabe si volverá al Norte ya que no hay nada que le espere allí aparte de sangre. Jezal por su parte le confiesa que está pensando en casarse con Ardee y llevar una vida tranquila.

Ferro encuentra junto al sendero una poza y Nuevededos muestra su habilidad para pescar simplemente con las manos, dejando asombrados al resto. Durante ese descanso Bayaz les explica que tras la guerra con Glustrod, Juvens y compañía no sabían qué hacer con la Semilla. Tras discutir largo y tendido decidieron inutilizarla en Shabulyan, pudiendo solo activarla de nuevo el portador del bastón de Juvens, que casualmente es el de Bayaz. Ferro también se da cuenta de que mira demasiado a Logen pero ese hecho no le disgusta…

Por la noche Jezal se despierta repentinamente, y descubre a su lado que Ferro y Nuevededos están follando. Indignado, intenta conciliar el sueño pensando en lo solo que está…
Cambio de bando (Sabueso)

El Sabueso localiza un castillo ocupado por Bethod y el resto se maldice ante la incompetencia de la Unión por haber permitido que el ejército del norteño pasara tan cerca suyo sin darse cuenta. Para variar, es al Sabueso a quien le toca acercarse para buscar indicios sobre el paradero del resto del ejército.

Merodeando por el bosque, el Sabueso se ve sorprendido por un hombre de pelo largo. Se presenta como Escalofríos, hijo del Atronado, un viejo conocido de los Mejores Guerreros. Supuestamente lidera a un grupo de unos cuarenta Carls, los cuales tienen intención de unirse a Tresárboles y compañía. El Sabueso, desconfiado, lo lleva ante sus compañeros.

Escalofríos les explica que el descontento ha crecido mucho últimamente entre los seguidores de Bethod, el cual parece guiarse demasiado por una bruja. Actúa de una manera extraña que repugna incluso a los norteños. Para colmo, se rumorea que ha hecho algún tipo de trato con los Shanka, algo que deja patidifusos al Sabueso y compañía…
Un precio barato (Glokta)

El Archilector visita a Glokta en sus aposentos, y tras hablarle de algunas rebeliones campesinas que le preocupan, le informa de que Dagoska ha caído. Además, un emisario gurko ha llegado a la ciudad portando una propuesta de paz. Sult encarga a Glokta que descubra si hay algo más detrás de esa propuesta y le comunica que seguirá siendo Superior pero de Adua, compartiendo el cargo con el Superior Goyle.

El embajador Tulkis traslada la oferta de paz al Superior Glokta, dejando entrever ciertas diferencias abiertas en el Imperio de Gurkhul ente el gobierno y la religión. Glokta se compromete a transmitir la propuesta a sus superiores y ofrecer una respuesta.
Hacia los confines del mundo (Logen, Jezal)

Tras nueve días en las montañas, Logen y compañía alcanzan a ver el océano. Junto al camino que siguen, encuentran tierra labrada, señal de que debe haber civilización cerca. Cuando encuentran a un par de campesinos Bayaz les habla en una lengua desconocida, y uno de ellos se ofrece para acompañarlos hasta la presencia de una tal Cawneil.

El campesino les guía a través de una ciudad prácticamente desierta hasta un inmenso edificio. Para sorpresa de Jezal se trata de la Gran Biblioteca Occidental, lugar donde Bayaz se inició en el estudio del Arte. Allí los recibe Cawneil, perteneciente a la Gran Orden de los Magos al igual que Bayaz. Aunque el Primero de los Magos pretende tratar ciertos asuntos a toda prisa, Cawneil desea que sus invitados se queden a cenar…

Después de tanto tiempo viajando, Jezal se enfrenta a un espejo. Lo que ve es su rostro desfigurado, lo cual le provoca gran pena… pero su consuelo es que es mucho mejor persona que antes. La cena resulta ser un despropósito, con una tensión entre Bayaz y Cawneil que se podría cortar con un cuchillo. Tras hablar sobre el barco que les debe llevar a Shabulyan, los dos Magos se enzarzan en una serie de reproches, una discusión sobre hechos del pasado que el resto no terminan de comprender.

Durante la noche, Ferro abandona la habitación que le han asignado y se cuela en la cama de Nuevededos. Aunque odie admitirlo, tiene que reconocer que cuando está con él se siente, simplemente, bien.
Antes de la tormenta (West)

Gracias a los norteños, el ejército de la Unión averigua cómo está formado el de Bethod y cuáles son sus intenciones. Por lo tanto, el Lord Mariscal explica el plan que van a seguir para enfrentarse a él. Los hombres del general Kroy marcharán hacia la fortaleza de Dunbrec con la intención de provocar que Bethod salga a presentar batalla. Por su parte, los del general Poulder marcharán por el bosque y se adelantarán a los de Kroy para cargar por el flanco y evitar la huida de los norteños. El coronel no termina de confiar en ambos generales… pero es la mejor opción que tienen. West cuenta el plan a Tresárboles y les indica que, gracias a sus servicios, su posición será en la cola de la división de Poulder, en un promontorio alejado de la acción. Cathil le pide perdón por si se siente molesto por su relación con el Sabueso y le confiesa que él es demasiado violento para ella.
Preguntas (Glokta)

Glokta tiene un absurdo sueño con Shickel en el que le menciona al Profeta y a Bayaz. La Practicante Vitari lo despierta en mitad de la noche para comunicarle que el Archilector Sult quiere verle.

Vitari le conduce hasta un dormitorio del palacio real. Glokta encuentra reunidos al Juez Marovia, al Lord Mariscar Varuz y al Lord Chambelán Hoff en la puerta, y en el interior de la habitación está el Archilector con gesto pensativo. A los pies de la cama contempla el cadáver del Príncipe Heredero Raynault, con claros signos de haber sido atacado por un Devorador. Sult explica a Glokta que con la muerte del Príncipe no queda heredero al trono, por lo que el próximo rey debe ser elegido por el Consejo Abierto. Ésta es una situación nada favorable para la Inquisición, que debe afanarse en buscar apoyos para colocar en el trono a alguien favorable a ella. El Archilector encarga a Glokta la investigación para encontrar al asesino, y Glokta encuentra junto al cuerpo un trozo de tela que le resulta conocido…

Glokta comienza el interrogatorio al embajador Tulkis, al cual se le acusa de asesinar al Príncipe Raynault. Como prueba, el Superior muestra el trozo de tela ensangrentado hallado en la escena del crimen y que coincide con una túnica del embajador. Tulkis niega su participación acusando a los hombres del Profeta. Glokta, sorprendentemente, cree en la inocencia del gurko y así se lo hace saber al Archilector… pero éste únicamente quiere una confesión firmada por Tulkis, sea culpable o inocente.

El Superior consigue la confesión tras torturar a Tulkis, quedando convencido de que no es un Devorador ya que al contrario de Shickel siente dolor. Glokta ordena a Severard que le lleve al guardia que vigilaba el dormitorio del Príncipe para interrogarle. Aunque a Sult no le importe la verdad, Glokta quiere descubrir al verdadero asesino.
La defensa del frente (West, Sabueso)

West observa el comienzo de la batalla desde el puesto de mando. Los hombres de Bethod avanzan nada más ver el acercamiento de la división de Kroy, como Burr había planeado. Por su parte, la división de Poulder debe estar casi lista para cargar por el flanco desde el bosque. Una vez chocan ambos ejércitos, la sorpresa llega al ver que la caballería de Bethod se despliega en la zona Sur, con la clara intención de cargar por el flanco contrario al que lo hará Poulder. A pesar de la ventaja numérica, vencer no va a ser una tarea fácil.

El Sabueso y el resto de norteños se posicionan en el lugar donde el Lord Mariscal Burr les indicó, confiando en no tener que intervenir. Aun así, Tresárboles desconfía de Bethod y piensa que quizás les de algún tipo de sorpresa. Para hacer más llevadera la espera el Sabueso hace una fogata pero de repente nota un olor que le desconcierta. Comienza a observar los alrededores hasta que un cambio de viento le hace reconocer ese familiar olor: se trata de Cabezas Planas. Tresárboles da la voz de alarma y se parapetan tras un tronco caído para recibir la carga de los Shanka, con la mala fortuna de que una flecha alcanza a Cathil. Se genera un auténtico caos cuando el choque de ambos bandos se produce, pero los norteños consiguen rechazar este primer ataque de los Shanka sin sufrir grandes bajas. Al terminar el enfrentamiento, el Sabueso regresa junto a Cathil y con ayuda de Tresárboles se afanan en sacarle la flecha, la cual se clavó entre un par de costillas. Les cuesta mucho conseguirlo, la muchacha pierde mucha sangre y finalmente muere…

El nerviosismo crece en el puesto de mando al contemplar la apurada situación del general Kroy y el retraso en la aparición del general Poulder. El Lord Mariscal Burr sufre algún tipo de ataque y comienza a vomitar sangre, por lo que el coronel West decide tomar el mando y ocultar los problemas de Burr para evitar el posible caos en el ejército. Un mensajero informa de que la división de Poulder está siendo atacada y pide retirarse pero West exige que se mantengan firmes y sigan los planes. A continuación llega el coronel Felnigg, segundo de Kroy, comunicando que la caballería de Bethod ha cargado por el flanco y pide hablar con Burr. West se deshace de su molesta presencia como puede y ordena que la caballería de refresco entre en acción cargando a los hombres de Bethod.

Los norteños han aguantado tres cargas de Shanka a lo largo del día, pero la cuarta es diferente. Una misteriosa niebla se extiende hacia ellos con los Cabezas Planas marchando, y en el centro de todo el Sabueso distingue una extraña figura, un gigante con la mitad del cuerpo tatuado que transmite un absoluto terror. Se trata del Temible, el campeón de Bethod. Viendo la situación, Tresárboles decide cargar e infunde el valor que sus hombres parecían estar perdiendo. El Sabueso comienza a matar Shanka hasta que se encuentra frente al Temible, el cual ni se inmuta de las heridas que sufre y arroja al Sabueso dejándolo a su merced. En el último momento aparece Tresárboles y le salva, batiéndose en un brutal duelo con el Temible pero quedando muy maltrecho también. Afortunadamente se unen Tul Duru, Dow y Escalofríos, los cuales luchan en equipo contra el gigante y logran que tenga que escapar. Los norteños vuelven a rechazar la acometida, pero lamentablemente el precio ha sido demasiado caro en esta ocasión: su jefe, Tresárboles ha vuelto al barro…

Tras la batalla, el general Kroy llega al puesto de mando e informa de que han conseguido provocar la retirada de los hombres de Bethod. Por su parte, el general Poulder también llega y se enzarza en una discusión con Kroy por no haber atacado el flanco como dictaban los planes. Sin embargo, Poulder alega que se ha visto obligado a enfrentarse a miles de seres sobrenaturales y como prueba arroja el cuerpo de uno de esos monstruos. Ambos exigen ver al Lord Mariscal, y West se sorprende al verle salir de su tienda en un lamentable estado. El coronel se retira otorgando el mérito a Burr y dejando a los generales con sus absurdas discusiones.
Un castigo adecuado (Glokta)

Glokta asiste junto a Ardee a la ejecución pública del embajador Tulkis, en la cual le cuelgan y mientras está vivo le abren en canal para extraerle las tripas. El Superior confiesa a la hermana de West que tiene muchas dudas sobre la culpabilidad del emisario pero alguien debe morir para contentar al pueblo. Por su parte, Severard le informa que ha seguido a Vitari y ha descubierto su secreto: es madre de dos niñas y un niño.

Glokta conversa con Ardee en casa de los West sobre la sucesión cuando muera el Rey, sobre los complicados momentos que se vivirán repletos de traiciones, asesinatos, falsas promesas, enrevesadas estratagemas… hasta que el Consejo Abierto designe un nuevo monarca. Se ven interrumpidos por la inesperada visita de Mauthis, el representante de Valint y Balk. Éste traslada al Superior el descontento por las investigaciones paralelas que está llevando sobre la muerte del Príncipe Heredero. Mauthis le pide, casi le ruega, que abandone esas averiguaciones si no quiere que Valint y Balk se enfaden… y Glokta, con cierto regusto a miedo, acepta.
La morada de las piedras (Jezal, Logen y Ferro)

Jezal y compañía llegan a Shabulyan en una barcaza. Lo que encuentran es muy poco acogedor: un islote repleto de piedras y un cortante viento. Los remeros que les llevan a la orilla se quedan esperándoles mientras ellos comienzan la última etapa de su viaje.

El grupo encuentra una cueva donde poder encender un fuego. Bayaz prepara la caja que recogieron en la Casa del Creador mientras Logen espera la aparición del espíritu de la isla, el guardián de la Semilla. Éste no tarde en aparecer y tras una breve conversación don Nuevededos acepta entregar la piedra del Otro Lado a Ferro.

Jezal contempla la piedra que aparece en la mano de Ferro y Bayaz, tras verla y tocarla, asegura que esa simple roca no es la Semilla. Explica que Kanedias debió engañar al resto de Magos, quedándose para él la piedra del Otro Lado. El grupo, entre la sorpresa, el desconcierto y la indignación regresan hacia la barca pensando que el viaje ha terminado en un absoluto fracaso.

Tras la decepción, Ferro y Nuevededos contemplan el mar desde la cubierta del barco que los había acercado a Shabulyan. Hablan sobre qué van a hacer de ahora en adelante: ella seguirá matando gurkos en su tierra mientras Logen volverá al Norte a saldar algunas deudas. Y así, muy a su pesar, se separan sus vidas…
De vuelta al barro (Sabueso)

Los Mejores Guerreros entierran a Tresárboles y Cathil y dedican unas palabras a los caídos. Al terminar, Escalofríos plantea que necesitan elegir un nuevo jefe. Sorprendentemente, todos están de acuerdo en que el elegido sea el Sabueso, algo que él acepta muy a su pesar, sin saber muy bien si reír o llorar…