Pongamos que hablo de videojuegos de plataformas. A poco bagaje que se tenga, los primeros nombres que nos vendrán a la cabeza son los Sonic de MegaDrive y los Super Mario de SNES. Actualmente, no es que haya muchos juegos de género, y son todavía menos aquellos que tienen una calidad excepcional. Pero si vamos hacia atrás me vienen a la cabeza juegazos como Ristar, Coolspot, o el montón de juegos geniales basados en películas de Disney (El Rey Leon, Aladdin, Pato Donald, Mickey...). También me viene a la cabeza uno que me marcó: Dinamyte Headdy, y con este es imposible que no pensemos en Rayman. Y tanta vuelta para esto, porque de lo que os quiero hablar es de Rayman Origins, el último juego sobre este personaje que yo he disfrutado en X360.
Hemos tenido que esperar mucho para volver a ver un Rayman 'como dios manda' y dejar a los malditos Rabbids a un lado pero os digo ya que la espera ha merecido la pena. Supuestamente con este Rayman nos explican los orígenes de este personaje. No os voy a mentir, yo no he entendido la historia, si es que hay algo que entender. A día de hoy tan solo se que hay que salvar a unas hadas que nos dan las distintas habilidades y avanzar pantallas. Pero bueno, la verdad es que... ¿a quién le importa una buena historia en un plataformas?
Visualmente es un juego delicioso. El retorno a las 2D le ha sentado excepcionalmente bien, y mas concretamente gracias a la herramienta UbiArt con los que se han conseguido unos gráficos tremendamente limpios de dibujo animado con una gama de colores superllamativa. Encontraréis unos escenarios que en muchas ocasiones conseguirán que os quedéis embobados y os maten sin remedio. Unos escenarios con una ambientacion muy distinta en cada uno de los mundos que visitaremos para salvar a las hadas de las que os hablé anteriormente.
Vale, pero lo que buscamos en un juego de plataformas es diversión y buena jugabilidad. De ambas cosas Rayman nos ofrece dos tazas. Comenzamos siendo un inútil que solo sabe saltar para posteriormente aprender a planear, correr por las paredes, bucear.... En gran medida Rayman es muy clásico en las pantallas. Saltar, saltar, engancharnos a una liana, saltar matar un enemigo, saltar... El gran plus que tiene es el magnífico diseño de niveles que tiene, que nos invita a no solo tirar p'alante sino detenernos para buscar caminos extra para encontrar zonas secretas.
En muchos momentos es trepidante. Debemos movernos a toda velocidad para avanzar mientras el escenario se va destruyendo, enemigos gigantes nos pisan los talones, y muchas veces habremos de repetir los niveles incluso hasta el punto de 'indignarnos' ante la dificultad, que en la parte final es bastante elevada para mi parecer. Y ojo, esto no es malo, nadie quiere no 'sufrir' en estos juegos.
Junto a las fases normales, encontramos otro par de modalidad de fases que me han gustado mucho. En unas, tendremos que perseguir a un cofre hasta que lo pillemos para conseguir su contenido. Si os he dicho que hay momentos trepidantes, estas fases lo son aún más. No tendremos ni un respiro, aquí solo debemos correr y saltar sin parar. Muy divertido. El otro tipo de fase, que sorprende mucho, es entre mundo y mundo. Montaremos sobre un mosquito gigante y nos veremos en un shot 'em up clásico. Para entendernos, un juego de navecitas de scroll lateral. Con nuestro supermosquito mataremos a los enemigos que se nos acercan y nos disparan volando al mismo tiempo que esquivamos múltiples peligros. Un soplo de aire fresco entre tantas plataformas.
En mi opinión, no es un juego que vaya a marcar historia. Pero oye... ¡ojalá hubiera muchos más como él! He estado un par de semanas dale que te pego, y como he dicho en la parte final se me ha hecho muy difícil. Sin embargo, el sabor de boca que deja es muy satisfactorio. Diversión a raudales y visualmente para que se te caiga la baba. Ah, y una música muy divertida que consigue sacarnos más de una sonrisa con un gran parecido a la siempre divertida BSO de los Locoroco de PSP. Y todo esto que os he dicho, sin haber probado el multijugador, que es donde debe ser la leche. Cuatro jugadores simultaneamente para colaborar o hacerse la vida imposible. Risas aseguradas.
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