26 sept 2011

Nimio XIII: se alquilan personalidades a la carta en Dollhouse

Vamos a lanzarnos con una recomendación sobre una serie, pero para que luego no os quejéis se va a tratar de una relativamente corta. Solo son 2 temporadas de 13 capítulos ya que fue cancelada a mitad de la segunda por la cadena FOX pero al menos dieron tiempo suficiente a los creadores para darle un final, para mi gusto, más que digno. Además, como veréis más adelante, está bastante relacionado con el nimio sobre '¡Olvídate de mi!'.

Sin más preámbulos, la serie en cuestión es Dollhouse. Creada por Joss Whedon, más conocido (para el que le conozca xD) por 'Buffy Cazavampiros' o 'Angel', series hermanas y en las que ya contó con la actriz protagonista de Dollhouse. Ésta es Eliza Dushku, en la serie conocida como Echo.


¿Y cómo os puedo vender esta serie tras haberos dicho que fue cancelada por la cadena? Pues básicamente porque es distinta al resto. Dollhouse es una organización secreta a la que la gente acude para hacer un trato: durante X tiempo y por X dinero, ceden su cuerpo. En ésta, les borran la memoria (realmente la graban en discos para cuando acabe el contrato restituirla) dejando a estos en un estado durmiente, vacíos por así decirlo, de manera que posteriormente con la tecnología disponible les implanten diferentes personalidades con la finalidad de hacer ciertos trabajos.

Por el otro lado, tenemos los clientes que contratan los servicios. La organización ofrece poder cumplir las fantasías de las personas o cualquier otro trabajo necesario. Y para eso utilizan a los 'muñecos' antes mencionados. Las peticiones pueden ir desde encontrar una pareja para pasar una noche de sexo desenfrenado, pasando por conseguir un científico excepcional para dar una conferencia hasta contratar a un asesino para hacer un trabajito.


Este es el marco en que nos encontramos a Dollhouse. Capitulos de 40-50 minutos, en los que se nos presentan historias independientes de esos contratos muy fáciles de ver y que no cansan para nada. Podemos ver un capítulo de acción frenética y justamente después ver otro tranquilísimo (si bien es cierto que el placa placa está a la orden del día). Y según vayamos avanzando descubriremos los entresijos de la organización, las motivaciones que llevan a los clientes a alquilar su cuerpo o por el contrario las de aquellos que compran los servicios que ofrece la casa de muñecas.

Evidentemente nos centraremos en Echo y veremos cómo llega a la organización y el porqué, además de la relación con su cuidador (no lo he mencionado, pero cada durmiente tiene un cuidador para que no le pase nada cuando está en activo) y su evolución en la casa al mismo tiempo que un policía se encarga de investigar su desaparación. Me gustaría dar algunos detalles extra pero como siempre, debo decir NO a los spoiler xD

Realmente, las temporadas son de 12 capítulos, más lo que llaman un epitafio. Un capítulo especial, centrado en otra línea temporal con otros personajes, que cobran verdadero sentido al completar la serie. De no ser así están bastante desubicados y no se entiende casi nada.

No voy a desaprovechar la ocasión de mencionar al que para mí es uno de los mejores personajes de la serie, si no el mejor. Él es Topher Brink y es el científico encargado de 'inyectar' las personalidades a los durmientes. Acepto el trabajo practicamente como aburrimiento y para ver si era real y ahora se encuentra en algo probablemente demasiado para él. Es el típico genio al que parece no importarle nada, pero vive rodeado de dilemas por resolver. Y encima, con unos puntazos muy cómicos. Vamos, una joya de personaje.


Para ir acabando, Dollhouse es una serie fresca y corta, que te la puedes ventilar en poco tiempo y te deja buen sabor de boca. No es que vaya a pasar a los anales (culos) de la historia de las series, ni lo pretende, pero se merece una oportunidad. Y cuándo la acabes, probablemente te acuerdes de la familia de la FOX por haberla cancelado, ya que podría haber dado más de sí. Y qué carajo, tan solo el hecho de poder ver a Eliza Dushku en acción, a mi me vale...


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